La inocencia asusta. Con ella nos sentimos vulnerables, a punto siempre de caer en el mayor de los ridículos. Estamos, sin embargo, hechos de inocencia. Es la materia prima.
La inocencia asusta. Con ella nos sentimos vulnerables, a punto siempre de caer en el mayor de los ridículos. Estamos, sin embargo, hechos de inocencia. Es la materia prima.