Llega el domingo y la blogosfera queda en estado comatoso. Hasta las redes sociales están medio bostezando. La gente queda para ver a los amigos, ir a la montaña, al cine, comer con su familia, rascarse la cabeza. Yo acabo de ponerme una sinfonía de Brahms. Ya me he zampado una pizza y me he estoy tomando el café. Por cierto, me ha quedado realmente bueno. Si alguien quiere, que pase pronto por casa, ahora que todavía está calentito.
Yo, el día perezoso, blogueros mente hablando, lo noto viernes por la tarde y sábado, el domingo tengo un subidón de visitas y comentarios importante. Menos mal, porque odio los domingos y no soportaría que además de todo el blog no diera signos de vida ese día!
¡Ah, está bien saberlo! El domingo que viene me zambullo en tu blog y doy señales de vida. Pero dime, ¿porqué odias los domingos? La gente en sus cabales suele odiar el lunes por la mañana.