El colectivo de Libreras Resoplantes se disolvió el año pasado para tristeza de todos sus admiradores. Nos dejaron, eso sí, el más vívido retrato sobre el día a día del oficio de librera, frames de un maravilloso humor negro y sátiras deliciosas contadas con mucha clase y una buena dosis de sarcasmo. A estas intrépidas libreras anónimas (cuya gran hazaña fue conseguir un dineral para whisky a través de una delirante campaña de crowdfunding en Verkami) se las hecha mucho de menos.